Antiimperialista acérrimo, independentista por naturaleza, calificado por la Historia Patria como el civil más relevante de la gesta libertaria cubana, Salvador Cisneros Betancourt cumplió este 28 de febrero el centenario de su fallecimiento, y pienso que los camagüeyanos tenemos una gran deuda por saldar en cuanto a honores y tributos de recordación.
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La figura de Salvador Cisneros Betancourt, marqués de Santa Lucía, es todavía hoy recordada en Cuba por su absoluta dedicación en pro de la independencia de la isla. Perteneciente a la sacarocracia cubana, la riquísima élite criolla propietaria de esclavos y extensas plantaciones de caña de azúcar, el Marqués de Santa Lucía se opuso activamente desde muy joven al dominio español, participando en conspiraciones y levantamientos contra la metrópoli. Tras el Tratado de París de 1898 por que el España renunciaba a la soberanía sobre Cuba, luchó con el mismo ahínco que en su juventud contra el intervencionismo estadounidense, cuyo máximo exponente representaba la Enmienda Platt. Todavía en 1913, ya octogenario, tuvo fuerzas suficientes como para constituir el Comité Pro-Abolición de la Enmienda Platt.
A su muerte, el 28 de febrero de 1914, en la revista Cuba Contemporánea se pudo leer una frase que condensaba en apenas unas pocas palabras la dilatada trayectoria del Marqués de Santa Lucía: "Parecía, en nuestro viciado medio, la viviente imagen de la protesta contra todo cuanto no fuese netamente cubano".
Salvador Cisneros Betancourt (Foto Latin American Studies) |
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