Nueva York. Hora punta en la terminal de Grand Central. Masas de gente caminan bloqueando cada centímetro de los túneles del metro. De pronto, un hombre de pelo con destellos plateados al viento y un impermeable estilo capa de superhéroe los atraviesa como un rayo. Caballeroso, frena abrupto para pasar su MetroCard, no vaya a ser que yo pague la entrada al Metro. Además, no podemos llegar tarde. Empieza en el teatro español de una zona de inmigrantes irlandeses de Queens una obra de teatro sobre armas de destrucción masiva para la celulitis. Él es el autor, y nobleza obliga.
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El polifacético Íñigo Ramírez de Haro y Valdés, marqués de Cazaza en África, habla para Vanity Fair de su vida en Nueva York como diplomático, su tía la Duquesa de Medina Sidonia (a la que le dedicó un libro), su vena dramaturga (heredada seguramente del Duque de Rivas, antepasado suyo) y su familia (que incluye a Esperanza Aguirre, casada con su hermano Fernando).
El Marqués de Cazaza en África es hijo de Ignacio Ramírez de Haro y Pérez de Guzmán, conde de Bornos, y Beatriz Valdés y Ozores, marquesa de Casa Valdés. Tras la muerte de su padre en 2010, es su hermano mayor, Fernando Ramírez de Haro y Valdés, quien ostenta el Condado de Bornos.
Íñigo Ramírez de Haro (Foto Peter James Zielinkski) |
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