El Museo Thyssen Bornemysza inaugura en Madrid por estos días una exposición de Hubert de Givenchy. La muestra sigue la tendencia impuesta por Diana Vreeland de llevar la alta costura a grandes museos de arte. De cara a esa retrospectiva, la edición española de Vanity Fair ha publicado un reportaje donde el modisto muestra su palacio del siglo XVI en las cercanías de París, rememora su carrera y habla en esos recuerdos de una clienta cubana: la Condesa de Revilla de Camargo.
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Nacida en el seno de la conocida como sacarocracia (la alta burguesía terrateniente que detentaba el poder en Cuba antes de la llegada de los Castro al poder), María Luisa Gómez-Mena y Vila fue una socialite que destacó por sus filantropía (junto con otras personalidades del momento fundó la Liga Cubana contra el Cáncer y recibió por parte de la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva el Doctorado Honoris Causa en Derecho Público por la ingente ayuda económica prestada a dicha institución) y su afán coleccionista.
En 1902 casó en la capital cubana con el santanderino Agapito de la Cagiga y Aparicio, conde de Revilla de Camargo desde que en 1927 Alfonso XIII le concediera el título. De este matrimonio no nacieron hijos, por lo que después de morir en 1938 Agapito de la Cagiga el título pasó al sobrino de éste, José María de la Cagiga y Arce.
Por su suntuoso palacio de La Habana pasaron, entre otros, el rey Leopoldo III de Bélgica, los Condes de Barcelona, los Duques de Windsor y los Duques de Alba. Se vio obligada a abandonar la isla después de los sucesos revolucionarios de 1959, siendo su residencia confiscada y convertida años más tarde en el Museo Nacional de Artes Decorativas. María Luisa Goméz-Mena nunca regresó a Cuba, terminando sus últimos días en el exilio.
La Condesa de Revilla de Camargo (Foto Museo Nacional de Artes Decorativas) |
A modo de aclaración, hay señalar que en el artículo se plantea la posibilidad de que la que escribió la carta a Fidel Castro no fuera María Luisa Gómez-Mena, lo cual puede llevar a confusión. Tanto la propietaria del palacio (del cual se pueden ver unas magníficas imágenes aquí) como la autora del citado escrito eran la misma persona, esto es, la viuda del Conde de Revilla de Camargo.
Alejandro: fue uno de los primeros palacetes que vi. Me llevo mi abuela que la había conocido. He guardado su lejano recuerdo como parte de aquel mundo que despareció y que en la memoria de una niña, 47 años después, quedo todo como en una película, una función de cine en una tarde infantil . Ya te contaré. Tu amiga la exiliada austrohúngara.
ResponderEliminarAlex, gracias porque esta mañana que me has hecho revivir muchas cosas que yo había olvidado. Hace exactamente 48 años, después de haberme enseñado varias fotos, mi abuela me llevó a ver un palacio unas calles más arriba, vivíamos en L y 17. Entre esas fotos que la abuela guardaba casi en secreto, había algunas con una hermosa dama que yo no conocí, fotos algunas tomadas en la exfarmacia de mi tío (digo ex porque ya se la habían robado en nombre de la justicia social…) y también en unas cenas en unos jardines (tengo solamente dos de esas fotos conmigo como recuerdos sobrevivientes del Titanic familiar). Una está colgada en FR. Ahí la puedes ver o ya te la enviaré. Como sabes los niños recordamos las cosas de manera distorsionada y nunca me quedó claro si la Condesa había muerto en La Habana, Miami o en Madrid en un accidente automovilístico y tampoco fui capaz de indagar de mayor, porque pegué portazo cerrando la puerta a cara y canto.
ResponderEliminarLa reina Ena y esa señora eran las grandes admiradas de mi abuela. Supongo que me llevaron a aquel museo para educarme y… también para que yo tuviera "a glance" de lo que era la memoria genética cultural a la que pertenecía y no la que otros intentaban imponer con sangre, un mundo avinagrado que se expandió brutalmente, pero que nunca podrá matar la verdad mientras alguien recuerde a la Condesa de Relliva de Camargo. Mi hija tendrá que leer hoy tu blog, como parte de un ejercicio de historia particular.
Si la reencarnación existiera, de hecho existe "espiritualmente", tú eres la viva reencarnación de un ruso blanco en su más puro estado, Alejandro.
Sorry for the "essay".
Interesante carta que ya no pertenece a tan distinguida dama, sino que forma parte de ese acervo silencioso que son las víctimas del régimen cubano, tan desamparados sin nadie que los defienda.
ResponderEliminarLamentablemente no sabía de su existencia cuando visité La Habana con mi abuelo, hijo de cubana y abuelo paterno cubano.
Si vuelvo a ir a La Habana (una vez que los Castro y su régimen no esté, pues el anterior viaje lo hice porque mi abuelo no quiso morir sin antes volver a la patria de su madre), será parte de mi recorrido, para que mis hijas lo vean.
Saludos desde Chile.
Muchas gracias por escribir sobre esta dama desconocida para el gran público. Viendo las imágenes de la que fue su magnífica residencia, siento ganas de viajar a la Isla y rememorar de paso manera, la estancia de mi abuelo en la ciudad de la Habana durante los años 20 y 30, aunque sé bien que todo allí es una ruina. Pero he prometido que jamás viajaré a un país comunista, por tanto, tendré que esperar a que las cosas cambien. Gracias de nuevo por la aportación y enhorabuena por este magnífico blog.
ResponderEliminarEs también interesante destacar que la referida dama murió en España tras haber contraído matrimonio con el poeta, prosista, ensayista y editor malagueño Manuel Altolaguirre, también como ella misma divorciado y figura relevante de la llamada "generación del 27". Un accidente de circulación fué la causa del doble fallecimiento.
ResponderEliminarCreo que hay una posible confusión. Mi familia trató en México, tanto a Manolo Altolaguiir como a María Luisa Gómez Mena, que era más joven que la señora que aparece en la foto. Deben ser familia, pero aunque las dos se llamen María Luisa, definitivamente no esla misma persona.
EliminarLa que murió en un accidente automovilístico en España en 1959 fue una sobrina de la condesa de Revilla de Camargo, también llamada María Luisa Gómez-Mena, que ciertamente estaba involucrada con el ambiente de pintores en Cuba.
ResponderEliminarEfectivamente, además de ser la "mecenas" que le permitió convertirse a Altolaguirre en productor de cine: Subida al cielo de Luis Buñuel, entre otras.
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