La persecución que sufrió
la nobleza quedó especialmente patente en Madrid, donde los milicianos acabaron con la vida de 94
de los 177 antes referidos, lo que supone que tan sólo en la capital murieron fusilados más de la mitad de todos los titulados que perecieron en la Guerra Civil, fuera cual fuera la causa del óbito. Esto lleva a la conclusión de que la nobleza, como conjunto, fue un objetivo a eliminar desde el primer momento para los grupos radicales que actuaban con total impunidad en la zona republicana.
Valga como ejemplo de lo anterior la desgraciadamente célebre matanza de Paracuellos del Jarama, en la que cayeron asesinados más de 30 títulos, siendo algunos de ellos los que siguen a continuación:
-Fernando Aguilera y Pérez de Herrasti, conde de Fuenrubia.
-Francisco Aguilera y Pérez de Herrasti, marqués de Campo Fuerte.
-Mariano Álvarez de Toledo y Cabeza de Vaca, vizconde de Armería.
-Alonso Álvarez de Toledo y Samaniego, marqués de Villanueva de Valdueza (padre del Vizconde de Armería).
-Manuel Álvarez de Toledo y Mencos, marqués de Navarres.
-Fernando de Bustos y Ruiz de Arana, duque de Montalto.
-Hernando Carlos Fitz-James Stuart y Falcó, duque de Peñaranda de Duero.
-Francisco de Borja Martorell y Téllez-Girón, duque de Escalona y Almenara Alta.
-Francisco Javier Osorio de Moscoso y Reynoso, conde de Trastámara.
-Gerardo Osorio de Moscoso y Reynoso, conde de Altamira.
-Ramón Osorio de Moscoso y Taramona, conde de Cabra (hermano del Conde de Trastámara y del Conde de Altamira).
-Alfonso Patiño y Fernández-Durán, marqués de Sierra.
-Andrés Patiño y Fernández-Durán, conde de Guaro.
-José Pérez-Seoane y Roca de Togores, conde de Villaleal.
-Luis María Ruiz de Arana y Martín-Oliva, duque de Sanlúcar la Mayor.
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Una de las cruces colocadas en recuerdo de las víctimas de Paracuellos (Foto ABC) |
Otros nombres que figuran en la relación de los asesinados en Madrid, muchos de ellos después de pasar por alguna de las checas repartidas por la ciudad, son Alfonso Pérez de Guzmán y Escrivá de Romaní, duque de T’Serclaes; Fernando María Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, duque de Lerma; Cristóbal Colón y Aguilera, duque de Veragua; José María Canalejas y Fernández, duque de Canalejas (hijo del conocido político de la Restauración); Alfonso de Borbón y León, marqués de Squilache; su hermano Enrique de Borbón y León, marqués de Balboa (junto con su hijo Jaime de Borbón y Esteban, que en el momento de ser fusilado contaba con 15 años de edad); José Luis Medina y Carvajal, marqués de Buenavista; Fernando Primo de Rivera y Cobo de Guzmán, conde de San Fernando de la Unión.
Si bien la mayoría de los nobles fallecidos entre 1936 y 1939 fueron víctimas de la represión ejercida en la zona republicana, no fueron pocos los que se prestaron a luchar en defensa de los sublevados, muriendo en el campo de batalla. Destaca de entre ellos Manuel Falcó y Álvarez de Toledo, duque de Fernán-Núñez, muerto el 8 de diciembre de 1936 en la Casa de Campo de Madrid. Dos de sus hermanos, Tristán, conde de Barajas, y Beltrán, perecerían también durante la Guerra Civil.
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Manuel Falcó y Álvarez de Toledo, duque de Fernán-Núñez (Foto Hemeroteca ABC) |
En acción de combate cayeron también los hermanos Francisco de Borja de Arteaga y Falguera, marqués de Estepa, y Jaime de Arteaga y Falguera, conde del Serrallo; Ricardo Martorell y Téllez-Girón, marqués de Monasterio (hermano del Duque de Escalona y Almenara Alta, asesinado en Paracuellos); Juan de Montserrat de Suelves y Goyeneche, marqués de Tamarit; Fernando Fernández de Córdoba y Mariátegui, marqués de Povar (el cual pereció en el hundimiento del crucero Baleares); Evaristo de Churruca Zubiría, conde de Motrico; Tirso Roca de Togores y Tordesillas, vizconde de la Puebla de Alcocer.
Hubo asimismo quienes murieron por circunstancias diversas y ajenas a la acción del bando republicano, como es el caso de Carlos Luis Rúspoli y Álvarez de Toledo, duque de Sueca (gravemente herido tras ser su casa alcanzada por la aviación del bando nacional); Diego Zuleta de Reales y Carvajal, duque de Abrantes (que con 13 años se presentó voluntario para combatir en el frente, donde padeció diversos problemas de salud que le llevarían a la muerte en 1939); José Manuel Sánchez y Dujat des Allimes, duque de Almodóvar del Río (el cual contrajo el tifus mientras luchaba en las filas nacionales); Álvaro de Silva y Fernández de Henestrosa, marqués del Viso (fallecido en 1938 durante unos ejercicios de natación organizados por la Marina).
Una vez finalizada la guerra, muchos de los arriba nombrados fueron condecorados y enterrados con grandes honores acordes a su posición social. Otros, simplemente llorados en la intimidad, sin demostraciones públicas ni homenajes. Lo que sí comparten unos y otros es el haber sido marginados en los estudios realizados acerca de la Guerra Civil, a pesar de que ya son casi 75 los años que han pasado desde que finalizó el conflicto. Apenas unos cuantos libros, todos publicados al término de la contienda, han estudiado el tema, la mayoría de ellos de manera somera y con una falta de objetividad evidente.
Con esta entrada en el blog no pretendo otra cosa que dar un espacio a un grupo de españoles que parece, en estos tiempos de revisionismo y reescritura de la Historia, haber sido olvidado por los estudiosos de la materia. Pocos han reparado en que se produjo una eliminación sistemática en la zona republicana de toda aquella persona que tenía relación de pertenencia con la extinta (por decreto) Grandeza de España y los títulos del Reino, abolidos en los inicios de la II República.
Sirvan estas líneas, por tanto, como espacio para la memoria y el recuerdo de los que, para bien o para mal, fueron protagonistas de uno de los episodios más trágicos y relevantes de la historia de nuestro país.
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