Desde hoy, y tras la renuncia por parte de Alberto II, Bélgica tiene nuevo soberano, que reinará como Felipe I. El casi octogenario rey Alberto, siguiendo el ejemplo de su padre, el cuestionado Leopoldo III, ha decidido abdicar después de 20 años ciñendo una pesada corona que nadie esperaba en un principio que le fuera a corresponder, pero que tras la inesperada muerte de su hermano Balduino se vio obligado a aceptar.
La ceremonia de abdicación del rey saliente y la de juramento del cargo de su sucesor se han programado para que coincidieran con el día de la Fiesta Nacional, lo que ha hecho que las celebraciones se prolonguen toda la jornada.
Una de las personalidades que ha estado presente durante todos los festejos es la tía del recién investido como Rey de los Belgas (título que reciben los monarcas del pequeño país europeo), la reina Fabiola: viuda del rey Balduino (hermano del rey Alberto y por tanto tío del nuevo rey Felipe), española de nacimiento y de noble cuna.
Fabiola de Mora y Aragón vino al mundo en Madrid el 11 de junio de 1928, sexta de los siete hijos que tuvieron Gonzalo de Mora y Fernández, marqués de Casa Riera y conde de Mora, y Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz. Su familia gozaba de la amistad y el cariño de Alfonso XIII, como prueba que la pequeña Fabiola fuera llevada hasta la pila bautismal por la mismísima reina Victoria Eugenia.
El 15 de diciembre de 1960 contrajo matrimonio con el rey Balduino, al que conoció en un encuentro organizado por su madrina la Reina con el objetivo fallido de, según dicen varias fuentes, entre ellas Philippe Séguy en su libro Fabiola, la reina blanca (Espasa), casar a una de sus nietas con él.
Balduino y Fabiola el día de su boda (Foto Le Soir) |
Si su romance enterneció a toda Europa, la desdicha que padecieron posteriormente ante la imposibilidad de tener hijos acabó por hacer de su historia todo un drama, al cual supieron sobreponerse apoyándose en sus fuertes convicciones católicas y en la entrega hacia los más desfavorecidos. Enfermos de sida, prostitutas, jóvenes en situación de desamparo, delincuentes... serían a partir de entonces el centro de todas las atenciones de los reyes. El propio Balduino diría refiriéndose a esto: "Nos hemos preguntado por el sentido de este sufrimiento y poco a poco hemos ido comprendiendo que nuestro corazón estaba así más libre para amar a todos los niños, absolutamente a todos”.
Gracias a su entereza y a su inquebrantable conciencia del deber, la real pareja supo ganarse el cariño y el respeto de sus súbditos, los cuales sintieron profundamente la repentina muerte del Rey, de sólo 62 años, a causa de un ataque al corazón el 31 de julio de 1993 mientras veraneaba en Motril.
Pasaba entonces el cuñado de Fabiola, Alberto, a ocupar el trono. Quedaba de esta manera la viuda del rey Balduino en un segundo plano, volcada desde ese momento en mantener vivo el recuerdo de su difunto esposo y en las diferentes causas sociales que decide amadrinar.
A pesar del tiempo transcurrido, todavía son muchos los belgas que no olvidan a la reina Fabiola, como demuestra el que haya sido vitoreada en numerosas ocasiones en el día de hoy, el cariño que le profesan muchos en cada una de sus apariciones públicas y su presencia destacada en los diferentes actos que protagoniza la Familia Real.
Bélgica pone hoy todas sus miradas en Felipe, su nuevo rey, y en la esposa de éste, Matilde, que es ya una de las tres reinas con las que cuenta el país actualmente, pero sin dejar de lado a Fabiola, la española que se convirtió hace más de medio siglo en reina de los belgas.
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