Con una valoración menor que las anteriores, pero también de un indiscutible valor artístico, aparecía en el catálogo una pareja de tablas atribuidas a Alessandro Allori, discípulo de Bronzino, en que se representan dos escenas mitológicas: La competición de Apolo y Marsias y El juicio de Midas.
Como procedencia del lote, la casa de subastas indicaba que estos dos cuadros formaron parte de la colección Adanero, lo cual hace referencia sin duda al importante conjunto de pinturas que Gonzalo de Ulloa y Ortega-Montañés, conde de Adanero, reunió a lo largo de su vida. Dicha colección, de la que se llegó a decir que era de las "más espléndidas y cuantiosas" de su tiempo y que se componía también de numerosos tapices y una amplísima biblioteca, contaba con la presencia de autores tales como Zurbarán, el Greco, Goya, Luis de Morales, Bernardo Strozzi, Carreño de Miranda y un largo etcétera.
Gonzalo de Ulloa, soltero y sin hijos, nombró heredero a su hermano José María de Ulloa y Ortega-Montañés, marqués de Castro-Serna. A su muerte en 1905, las pinturas se repartieron entre los vástagos de éste, encontrándose aún gran número de ellas entre sus descendientes.
En la actualidad muchas obras que pertenecieron al Conde de Adanero pueden contemplarse en diferentes galerías españolas, como el Museo del Prado, que justamente acaba de adquirir Oración en el huerto de Procaccini, originariamente propiedad de Gonzalo de Ulloa; el Museo Nacional de Artes Decorativas o el Carmen Thyssen-Bornemisza.
La competición de Apolo y Marsias (Foto Alcalá Subastas) |
El juicio de Midas (Foto Alcalá Subastas) |