Anoche falleció en Madrid el general de División Alfonso Armada y Comyn, a los 93 años de edad tras una larga convalecencia. Armada, nacido también en la capital el 12 de febrero de 1920, alcanzó relevancia pública en 1981, cuando se le acusó de haber instigado el intento de golpe de Estado ocurrido el 23 de febrero de 1981, lo que le valió una condena a 30 años de cárcel y la pérdida de empleo en el Ejército junto a una veintena de militares y guardias civiles que habían sido juzgados. Armada fue acusado de rebelión en el juicio más relevante para España en los albores de su democracia, pero murió ayer sin haber revelado jamás la identidad del «elefante blanco» ni admitir si era él. De hecho, lo negó taxativamente en 2011, cuando se cumplían 30 años del intento de asonada militar.
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Alfonso Armada y Comyn, marqués de Santa Cruz de Rivadulla y personaje clave en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, expiraba este 1 de diciembre después de varias semanas hospitalizado. En su biografía destaca una notable carrera militar: en servicio desde los 16 años, fue miembro de la División Azul y posteriormente impartió clases en varias escuelas militares, siendo alumno suyo el por entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. La buena relación entre ambos culminó con el nombramiento de Alfonso Armada como Jefe de la Secretaría del Príncipe, primero, y como Secretario General de la Casa del Rey, después. Este cargo lo ocupó hasta 1977, año en que le sustituyó Sabino Fernández Campo. En 1981 se le nombró jefe segundo del Estado Mayor del Ejército.
A pesar de que siempre negó que estuviera implicado en la intentona golpista de 1981 aduciendo que él desconocía los entresijos de la operación y que fue al Congreso "a intentar que acabara el secuestro", se le impuso una primera condena de seis años de prisión y la pérdida del empleo militar, elevada luego a 30 años por el Tribunal Supremo. Armada recibió el indulto en 1988 de manos del Gobierno de Felipe González a causa de sus problemas de salud y por haber acatado la Constitución.
Tras su salida de la cárcel se retiró de la vida pública, pasando temporadas en su residencia de Madrid, donde aprovechaba para colaborar con la Hermandad del Refugio, y en el pazo familiar que poseía en Santa Cruz de Rivadulla.
En una de sus últimas entrevistas, preguntado acerca de si guardaba algún resentimiento por el tiempo pasado en prisión, contestó: "Pese a todo, estoy contento porque lo que ocurrió ha servido para afianzar la Monarquía, y yo soy católico, español y monárquico, y estoy muy orgulloso de ello".
Alfonso Armada en febrero de 1981 (Foto EFE) |
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