ABC publica en su web una selección con algunos de los castillos españoles más notables que se encuentran abiertos al público. Podéis ver el listado pinchando aquí.
Varias de las fortalezas que aparecen en la relación elaborada por el periódico son propiedad o han sido propiedad de aristócratas de nuestro país. Los castillos de Coca y Monterrey, por ejemplo, pertenecen a Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba, si bien el primero fue cedido al Ministerio de Agricultura, que ha instalado en él la Escuela de Capacitación Forestal, y el segundo a la Xunta de Galicia.
Por otro lado, el castillo de Manzanares del Real forma parte del vasto patrimonio que Íñigo de Arteaga y Martín, duque del Infantado, posee diseminado por toda la Península. En la actualidad es la Comunidad de Madrid quien se encarga de su gestión tras haber llegado a un acuerdo con la familia.
Miguel Ángel de Solís-Beaumont y Martínez Campos, marqués de la Motilla, es propietario del castillo de Almodóvar el Río, en el que, además visitas guiadas, también se celebran eventos diversos y representaciones temáticas.
El castillo de Javier, situado en la localidad homónima y lugar de nacimiento de San Franisco Javier, estuvo hasta principios del siglo XX en poder de la Casa de Villahermosa. María del Carmen Azlor de Aragón e Idiáquez, duquesa de Villahermosa, y su marido, José Manuel de Goyeneche y Gamio, conde de Guaqui, se encargaron de rehabilitarlo y de construir dentro de la fortaleza una basílica y un colegio. Los hermanos del Conde de Guaqui también participaron de manera activa en la financiación de las costosísimas obras llevadas a cabo en el fortín, que la Duquesa de Villahermosa acabó por donar a la Compañía de Jesús. En el panteón de la fortaleza recibieron sepultura la propia Duquesa de Villahermosa, el Conde de Guaqui y los cuatro hermanos de éste. En el castillo concluye cada año la Javierada, una peregrinación en honor al patrón de Navarra, cuyo origen se remonta al año 1886, cuando el beatro fue invocado con el fin de que acabara con una epidemia de cólera que azotaba la región.
Castillo de Almodóvar del Río (Foto ABC) |
El castillo de Javier, situado en la localidad homónima y lugar de nacimiento de San Franisco Javier, estuvo hasta principios del siglo XX en poder de la Casa de Villahermosa. María del Carmen Azlor de Aragón e Idiáquez, duquesa de Villahermosa, y su marido, José Manuel de Goyeneche y Gamio, conde de Guaqui, se encargaron de rehabilitarlo y de construir dentro de la fortaleza una basílica y un colegio. Los hermanos del Conde de Guaqui también participaron de manera activa en la financiación de las costosísimas obras llevadas a cabo en el fortín, que la Duquesa de Villahermosa acabó por donar a la Compañía de Jesús. En el panteón de la fortaleza recibieron sepultura la propia Duquesa de Villahermosa, el Conde de Guaqui y los cuatro hermanos de éste. En el castillo concluye cada año la Javierada, una peregrinación en honor al patrón de Navarra, cuyo origen se remonta al año 1886, cuando el beatro fue invocado con el fin de que acabara con una epidemia de cólera que azotaba la región.
Estos cinco castillos, vestigios de un pasado glorioso y digno de recordar, no son más que una muestra reducida del rico patrimonio histórico con el que contamos en España. Por desgracia, el buen estado de estas construcciones no es la norma general, ya que no son pocos los castillos que están en la más absoluta de las ruinas sin nadie haga algo por remediarlo. En manos de las autoridades queda el revertir esta lamentable situación, potenciando la restauración y apertura al público de estos verdaderos protagonistas de la Historia antes de que el paso del tiempo acabe con ellos de manera definitiva.