Seis veces Grande de España y cabeza de algunos de los linajes más importantes de la nobleza española, Ángela María Téllez-Girón y Duque de Estrada, duquesa de Osuna (además de otros muchos y relevantes títulos), ha muerto este viernes a los 90 años en su casa de Sevilla, ciudad por la que profesaba devoción.
La Duquesa de Osuna en 1946 (Foto Pablo Milstein) |
Hija única de Mariano Téllez-Girón y Fernández de Córdoba, duque de Osuna, Escalona y Uceda, marqués de Villena y conde de Ureña y Alba de Liste, únicamente pudo suceder en los títulos de Osuna, Uceda y Ureña, pasando los tres restantes a su primo Francisco de Borja Martorell y Téllez-Girón. Corrían los primeros meses de 1931 y poco más tarde se proclamaría la República, lo que hace que estas Reales Cartas de Sucesión tengan la particularidad de ser de las últimas que Alfonso XIII firmó antes de marchar al exilio.
Finalizada la Guerra Civil y con la legislación nobiliaria restablecida, se producirían varios pleitos entre las dos ramas de la familia por el mejor derecho a ostentar los títulos, incluido el Ducado de Osuna, que antes de Ángela María siempre estuvo reservado para hombres. En las próximas tres generaciones el título continuará en manos de mujeres, pues la línea primogénita de la familia está compuesta por féminas, todas ellas llamadas Ángela.
De izquierda a derecha: la Duquesa de Osuna; su segunda hija, la Duquesa de Plasencia; y su primogénita y heredera, la Duquesa de Arcos de la Frontera (Foto Blanco y Negro) |
Quizás la menos conocida de las cuatro aristócratas que el Vizconde de Torre Hidalgo definió como “póquer de damas” (Medinaceli, Alba, Medina-Sidonia y Osuna), la genealogía de la finada no por ello era menos destacable, siendo la Duquesa de Osuna por la cantidad e importancia de sus títulos una de las principales figuras de la aristocracia española. En ella confluían cinco de las dignidades que llevan aparejada la conocida como Grandeza Inmemorial (aquella instituida en el siglo XVI por Carlos I), a saber: Osuna, Gandía, Arcos de la Frontera (cedido a su hija primogénita, Ángela María), Medina de Rioseco (cedido a la menor de sus hijas, Assumpta) y Benavente.
Títulos y Grandezas de España aparte, en las escasas referencias a la Duquesa de Osuna aparecidas en la prensa durante estos días se ha hecho hincapié en su querencia por la capital hispalense; su vinculación con la Semana Santa sevillana y, especialmente, con la Hermandad de la Redención; las veladas flamencas organizadas en su casa y la estrecha relación que la unía a la Familia Real. Ha faltado, en cambio, alguna mención a las obras de caridad que desarrolló y que veía como una obligación implícita al título, siendo una de las más singulares la presidencia de la delegación provincial de UNICEF en Sevilla.
Con la partida de la Duquesa de Osuna se va la última Téllez-Girón (un apellido con tintes de leyenda y portado por grandes personajes de la Historia de España) y concluye una época en la que el concepto de aristocracia era entendido de una forma muy distinta a como hoy en día. “La nobleza de sangre es algo que no da derechos, sino que da deberes, y deberes muchas veces penosos”, dijo en una ocasión la protagonista de estas líneas.
La Duquesa de Osuna reposa ya junto a los demás miembros de su estirpe, los Girones, en el panteón de la Colegiata de Osuna, localidad de la que era hija adoptiva. Descanse en paz tan egregia dama.
La Duquesa de Osuna en los años 90 (Foto ¡HOLA!) |