Cuenta Carlos Falcó, marqués de Griñón, que siendo un adolescente
tuvo que convencer a sus padres para que no le enviaran a la academia militar
como a su hermano, Fernando. Él quería ser ingeniero agrónomo. Lo supo desde el
día en que su abuelo le dio a probar aceite de primera prensada en su castillo
de Malpica, propiedad familiar desde el siglo XIII. Años después, tras haber
estudiado en Bélgica y recorrerse California en Maserati, desafiaría la ley
plantando en esas tierras sus primeros esquejes de Cabernet Sauvignon, que
trajo ocultos en el fondo de un camión de manzanas.
Continúa la lectura aquí:
El País dedica un artículo a Carlos Falcó, marqués de Griñón y exitoso empresario dedicado al vino y al aceite, que cultiva en sus propias fincas desde hace décadas. Además, adelanta su intención de escribir próximamente sus memorias, que se añadirían a los dos libros que ya ha escrito: Entender de Vino (Martínez Roca) y Oleum (Grijalbo).
![]() |
El Marqués de Griñón y su hija Xandra (Foto Samuel Sánchez) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario